La bilis de oso es una de las más preciadas medicinas de la china tradicional. Se trata de un ingrediente muy codiciado en China por sus supuestas propiedades curativas, que cuenta con un uso de más de 3000 años de antigüedad, y que es vendida por un precio al por mayor que ronda los 4000 yuan (aproximadamente 430 €) por kilogramo. Cada oso produce una cantidad aproximada de 5 kg al año [1].

El ingrediente activo de la bilis de oso, ácido ursodeoxycholico, es usado para tratar enfermedades como fiebres altas, problemas en la visión, hepatitis agudas, impotencia sexual o la artrosis. A pesar de esto, la medicina asegura que los productos de bilis de osos se pueden sustituir fácilmente por hierbas o alternativas sintéticas, que además de estar libres de explotación animal, son más baratas, más disponibles e igual de eficaces.

Dan Bennett / Wikimedia Commons

El oso Negro Asiático se encuentra en la lista de protección de fauna de China como clase II, que permite que sea utilizado como animales de producción, y ha sido el más afectado por este comercio. A este oso se le conoce popularmente como “oso luna”.

A los osos se les extrae la bilis de su cuerpo, y para ello son confinados y encarcelados en granjas, donde permanecen años encerrados en pequeñas jaulas, recibiendo un cruel tratamiento y en condiciones sanitarias ínfimas.

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Las granjas

Existen diferentes métodos para extraer la bilis del cuerpo de las osas, pero en todos ellos es necesario hacerle un agujero hasta la vesícula biliar. En unos casos se inserta un catéter para extraer la bilis y en otros se deja permanentemente abierto un orificio, para que la bilis pueda caer a un balde colocado debajo de la jaula. Este método es conocido como «técnica de goteo libre». Este proceso resulta tan doloroso que en ocasiones se les cubre el estómago con un chaleco de metal para evitar que se suiciden golpeándose en el estómago como única salida para terminar con el dolor.

Las perforaciones son realizadas sin anestesia y sin material esterilizado por lo que 2 de cada 4 osos perforados mueren tras la intervención por infección en las heridas. El promedio actual de muerte de osos luna en estas granjas es del 50/60 por ciento [2].

Para poder extraer la bilis de sus vesículas, los osos luna son confinados en pequeñas jaulas alargadas no más grandes que su propio tamaño donde permanecen recostados sin poder realizar ningún tipo de movimiento. En muy pocas ocasiones las osas tienen algo de espacio para moverse, pero son amarrados si se sacan los catéteres o si “se ponen muy agresivos en el momento de la extracción”.

Dan Bennett / Wikimedia Commons

Los osos luna pueden llegar a vivir en estas jaulas hasta 25 años. Al permanecer tanto tiempo encerrados en estas condiciones sufren innumerables traumas tantos físicos como psicológicos. La mayoría desarrollan comportamientos repetitivos y de autolesión como golpearse la cabeza contra los barrotes de la jaula. Muchos de ellos quedan con secuelas y daños cerebrales permanentes debido a las múltiples infecciones y daños orgánicos a causa del proceso de extracción de bilis por un tiempo tan prolongado. Hoy día, alrededor de 10.000 osas luna en China [1], 4000 en granjas vietnamitas (donde es ilegal) y aún más en Laos, Camboya y Corea, son víctimas de esta práctica.

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Rescate de osos luna

En el año 1993. Jill Robinson, posterior fundadora de AAF (Animals Asia Foundation) visitó una granja de bilis en la provincia de Guandong (China):

“Mientras el granjero y su esposa nos mostraban cómo preparaban la bilis, me alejé del grupo, me adentré en una habitación y bajé unas escaleras. Mientras mis ojos se acostumbraban a la oscuridad, parecía que comenzaba a vivir una historia de horror. Filas y filas de pequeñas jaulas con osos vivos, prisioneros, casi inmóviles (como supe luego, algunos más de 13 años cautivos allí). Como víctimas de una tortura medieval, los animales estaban enfermos, con heridas infectadas por los catéteres metálicos insertados en sus estómagos e hígados… No podía creer lo que veía, cuando sentí un suave toque en mi hombro: me volví a mirar, y veo una hembra de oso luna estirando su pata a través de los barrotes de la jaula. Sin pensarlo, tomé su mano mientras miraba sus tristes y oscuros ojos, prometiéndole que algún día volvería para liberarla.” [3]

En 1998, el Animals Asia Foundation negoció un acuerdo con el gobierno chino para trabajar hacia la eliminación de la ganadería de osos [1]. A lo largo de las últimas dos décadas años, AAF ha rescatado a 620 osos [4], ha cerrado más de 40 granjas, en llegó a un acuerdo con el Gobierno de Vietnam para terminar con todas las granjas de osos en 2020 [5] y han creado dos centros de rescate para osos luna: uno en Chengdu, en China, y otro en el parque nacional de Tam Dao, en Vietnam, donde van a parar los animales rescatados de las granjas que se consiguen cerrar. En los centros de rescate se les trata física y psicológicamente, además de darles un lugar donde vivir, ya que la reinserción en su medio natural es prácticamente imposible debido a los daños sufridos por tantos años de encierro.

Todos los osos que llegan deben someterse a cirugía para extirpar las vesículas biliares dañadas. Muchos además necesitan cirugía adicional por la cantidad de heridas que presentan, como amputación de extremidades, garras y dientes, o heridas necróticas e infectadas. Casi todas las osas requieren tratamiento permanente y muchos de ellos presentan cáncer de hígado, ceguera, artritis, peritonitis, y úlceras. Algunas, a causa de la gravedad de las lesiones son sacrificados nada más ser rescatadas.

La rehabilitación total lleva alrededor de un año, aunque la mayoría tiene cicatrices conductuales y traumas psicológicos de los recuerdos de su vida anterior durante mucho tiempo más. Aunque algunos nunca consiguen ser juntados con otros osos, la mayoría vuelven a establecer relaciones y vínculos con otros de su misma especie.

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