En este apartado estudiaremos dos “productos” que no tienen tan mala prensa en la opinión pública como, por ejemplo, las pieles: la lana y las plumas. Los motivos de esta mejor reputación son, probablemente, la creencia de que es posible obtenerlos sin necesidad de “maltrato” (sobre todo en el caso de la lana) o simplemente que no solemos pensar en ellos en absoluto.  La lana es una fibra totalmente normalizada en nuestra sociedad, tanto que nunca se nos ocurre pensar en su procedencia. Las plumas, por otro lado, suelen hallarse escondidas bajo algún tipo de tejido en abrigos o almohadas, por lo que ni siquiera nos damos cuenta de que están ahí. La realidad es que ambos “productos” conllevan explotación, dolor y sufrimiento.

La lana

Es el pelo de las ovejas y otros animales, como las cabras de cachemira, la alpaca, el camello, el guanaco, el conejo de angora, la llama, la cabra mohair, el yak y las vicuñas. Se utiliza principalmente en el sector textil para hacer todo tipo de prendas de ropa, aunque también se utilizan para confeccionar alfombras, tapicerías para muebles, fundas para instrumentos, etc.

La lana es muy valorada por sus propiedades, está hecha por escamas de queratina, proteína que también encontramos en el pelo y los huesos. Su función es proteger de los cambios térmicos, tanto del frío como del calor. Además tiene un gran poder de absorción al agua, hasta un 40% en su peso. Aunque esté mojada su tacto parece seco.

Los animales utilizados para conseguir lana han sido seleccionados desde hace muchísimos años y modificados genéticamente a través del cruce de razas para ir mejorando la producción. [1]

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Las ovejas

Las ovejas son muy tranquilas, mansas y asustadizas, son seres gregarios que viven en comunidad. Esto facilita bastante su manejo. Pueden vivir entre 18 y 20 años, aunque su vida útil para la producción es hasta los 8 años de vida. Durante estos años los animales son privados de libertad. Dependiendo del tipo de cría, intensiva o extensiva, puede que salgan a pastar a zonas más o menos extensas.

 Sofía Dumat / Clamor de Libertad.

Cuando llega la primavera empieza la temporada de esquila, que es el nombre que recibe el proceso de quitarle la lana a la oveja. Aunque en algunos países como Australia (dónde más lana se exporta junto con la India) el esquilado se suele hacer indistintamente en invierno o en verano, dependido del volumen de lana que haya producido el animal. [2]

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La esquila

El proceso de esquila es bastante violento y doloroso. La oveja tiene que ser inmovilizada, en algunos tipos de esquila incluso se la ata.

La persona que realiza la esquila sujeta a la oveja por ambos costados, la sienta sobre los cuartos traseros levantándola desde atrás, y comienza a cortar la zona de la barriga hasta las ubres. Después se retira la lana de la entrepierna, manteniendo al animal en la misma posición, y se continúa con la pata, haciendo girar a la oveja de un costado para poder alcanzar las zonas externas de la misma. Se vuelve a sentar al animal, se termina la otra pata en su parte interna y luego se sigue esquilando la parte externa volteándole hacia el otro costado para terminar el corte en la zona peri–anal. Para seguir esquilando las manos y el pecho hay que volver a sentar a la oveja, y se continua cortando la lana hasta la zona de la cabeza. Se la vuelve a sentar y se inicia la esquila de las manos y el pecho hasta la zona de la garganta girándola el cuello hasta llegar a la cabeza. Se termina la esquila recortando la quijada de ambos lados volviendo al animal sobre un costado.

Este proceso se hace bastante rápido. El objetivo es esquilar el mayor número de ovejas en el menor tiempo posible, por lo que los cortes y las heridas son bastante habituales. [3]

Una técnica muy utilizada para evitar infecciones de larvas de mosca y que no se estropeé la lana es el “mulesing”, que consiste en cortar una parte de carne de las nalgas a los corderos sin anestesia, una práctica que provoca un inmenso dolor en las ovejas.

Cuando la lana deja de ser de buena calidad porque el animal ya es más mayor, las ovejas son transportadas y sacrificadas para el consumo de carne.

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Plumas y plumones

La extracción de las plumas y plumones de los demás animales no está libre de explotación y maltrato animal. Se explota, encierra y sacrifica a millones de gansos y gansas, pollos, patos y patas por sus plumas, que generalmente son utilizadas para fabricar ropa de abrigo, por sus cualidades de aislamiento térmico, como cazadoras y edredones.

Estos animales viven encerrados y hacinados en grandes granjas donde no pueden ver la luz del día, y tampoco disponen de agua para acicalarse o nadar.

Las crías nunca ven a su madre, nacen en una incubadora artificial. En la mayoría de los casos se les despluma vivas para poder sacarles más rendimiento. Durante su corta vida serán desplumados cuatro o cinco veces, después del último desplume se les mata y se vende su carne.

El desplume en vivo les causa un terrible dolor. Las plumas tienen una pared folicular llena de fibras sensoriales unidas a los nervios de los músculos. Las personas que les quitan las plumas lo hacen lo más rápido posible, ya que les suelen pagar por piezas y, a menudo, les causan heridas sangrantes en la piel que luego cosen sin anestesia.

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Algunas son desplumadas después de muertas, pero sus vidas no son mucho mejores. La manera de quitarles la vida es electrocutándolas. A veces las descargas no son suficientes para provocar la muerte y mientras están agonizando son arrojadas a agua hirviendo para que el desplume sea más fácil.

Las gansas, los gansos, patos y patas son aves acuáticas migratorias acostumbradas a recorrer grandes distancias. Los gansos y gansas conviven en familias reducidas y se emparejan de por vida. En libertad suelen vivir unos 20 años. [5]

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Tejidos vegetales y sintéticos

Tal y como se explica en la sección pieles y cuero, existe una gran variedad de materias y fibras que podemos utilizar para abrigarnos y vestirnos, tanto vegetales como sintéticas.

Algunos materiales de fibra vegetal son el lino, el cáñamo, el esparto o el algodón, que es el que más importancia tiene en la actualidad, para la fabricación de fibras.

También podemos encontrar fibras artificiales como el rayón, cuprama o acetato y fibras sintéticas que provienen de derivados petroquímicos como el nylon.

La producción de cualquiera de estos materiales tiene consecuencias para el medio ambiente y todos los animales, tanto humanos y no humanos.

Las consecuencias medioambientales de los productos petroquímicos son de sobra conocidas. Frente a esto, algunas personas ecologistas defienden el uso de la lana y el cuero como productos “naturales” y ecológicos. Sin embargo, la elaboración del tejidos de origen animal también tiene importantes consecuencias para el medio ambiente, además de la explotación y muerte de los individuos de los que se obtiene la piel.

Los procesos de curtido crean problemas en el medio ambiente por la gran cantidad de residuos sólidos que producen (curtir una tonelada de cuero produce alrededor de 19 kg. de recortes y restos de cuero) y la creación de efluentes con sustancias tóxicas como el aluminio, sulfuro de cromo y sosa cáustica, además de la cantidad de agua que se requiere para el proceso. Por ejemplo, para curtir una tonelada de cuero se necesitan 50 metros cúbicos de agua (50.000 litros)

Los procesos de lavado, tintado y procesado de lana, producen también emisiones a la atmósfera y efluentes líquidos con una elevada proporción de residuos. Por ejemplo, en la fase de lavado se generan aproximadamente 1,5 kg. de impurezas por cada kg. de lana limpia.

La reducción del consumismo desatado que actualmente inunda esta sociedad, ayudaría a reducir ese daño al medio ambiente. El consumo consciente, tener presente a la hora de comprar el impacto que ocasiona la producción de esos artículos y sabiendo también a quién va el dinero, adquiriendo productos elaborados cerca de su punto de venta, manufacturados, reutilizando el género en la medida de los posible, buscando materiales menos contaminantes, son ideas que podemos tener presentes a la hora de adquirir un artículo. [6]

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