Las tres erres son la manera que han encontrado quienes defienden experimentar con animales vivos para dar una apariencia de preocupación y cierta consideración por dichos animales. Una vez más, la forma de desviar el debate sobre lo ético o justo de una practica es plantear que lo esencial es el cómo se hace, no si se hace o no (lo que en la práctica significa la aceptación automática de que puede y debe hacerse). Reemplazo, reducción y refinamiento son los tres principios en que se basa la llamada protección animal en la investigación. Se habla de reemplazar los métodos de experimentación por otros que no utilicen animales, reducir el número de animales utilizados y refinar los experimentos para causar el dolor mínimo necesario. [1] El principio de las tres erres son en la actualidad una de las bazas más recurrentes que se utilizan para defender y perpetuar ante la opinión pública la experimentación con animales no humanos vivos.

Fuentes

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