Si nos vamos a las definiciones oficiales, vivisección es la “disección de los animales vivos con el fin de hacer estudios fisiológicos o investigaciones patológicas”, mientras que experimentación animal se entiende como “toda utilización de un animal con fines experimentales u otros fines científicos que pueda causarle dolor, sufrimiento, estrés o lesión prolongados”. Preferimos hablar, por tanto, de experimentación animal, por cuanto el término es más amplio y tiene una definición más moderna que se aleja de la idea simplista de la rana diseccionada.

¿Qué sabemos sobre la experimentación con animales?

Es muy difícil obtener de primera mano información relacionada con la experimentación animal: la información que llega a la sociedad es escasa y parcial, ya que depende de lo que los laboratorios, empresas y gobiernos quieran publicar. Actualmente es una línea de batalla de quienes experimentan dar una apariencia de transparencia informativa. [1] Pero de vez en cuando, investigaciones y grabaciones ocultas llevadas a cabo por activistas que defienden a los animales sacan a la luz lo que nadie más nos cuenta. Por poner un ejemplo, la investigación publicada el 11 de octubre de 2019 realizada en laboratorios de Alemania [2].

Understanding Animal Research (CC BY-SA 4.0)

Los datos que aquí manejamos son los datos oficiales que los gobiernos presentan a la sociedad; más allá de la fiabilidad que tengan dichos datos, que siempre tenderán a minimizar el problema, nos parece la forma de evitar acusaciones de “inflar” cifras o “exagerar”.

Fuentes

¿En qué ámbitos se experimenta?

Cualquier división es, per se, arbitraria, ya que, en ciencia, los distintos ámbitos están muy interrelacionados entre sí. Proponemos una división que incluya en un ámbito (Industria) todas esas sustancias experimentadas que solemos olvidar, como el aceite de motor, los insecticidas, el detergente, los tintes de la ropa, el anticongelante, la comida para los animales con los que convivimos, la pintura o los conservantes alimentarios, quedando la división así:

• Docencia

• Biomedicina

• Industria

La industria farmacéutica queda aparte del resto de industrias, formando parte del ámbito biosanitario.

Los experimentos militares, [3] en principio, formarían parte del ámbito de “industria” o tendrían un ámbito propio; sin embargo, el hecho de que estos experimentos no aparezcan en ninguna estadística oficial y, en su mayoría, se clasifiquen como “confidenciales”, nos ha obligado a no incluirlos en esta web por falta de información.

Para saber más sobre los ámbitos de la experimentación en animales no humanos, click aquí.

Understanding Animal Research (CC BY-SA 4.0)

Fuentes

Objetivos de los experimentos

A no ser que se especifique lo contrario, los datos que se manejarán a partir de ahora están extraídos del Séptimo Informe sobre las estadísticas relativas al número de animales utilizados para experimentación y otros fines científicos en los Estados miembros de la Unión Europea publicado en 2013 con datos del año 2011 (Comisión Europea). Aunque nos pueda resultar algo distante en el tiempo, es el informe a nivel europeo más actual al que hemos podido acceder. [4]

Los resultados se reflejan en la siguiente gráfica:

Objetivos de los experimentos

Fuentes

Cifras totales de animales utilizados en experimentación

Solo se contabilizan los animales vertebrados, ya que según la legislación internacional sobre experimentación animal, un animal se define como “ser vivo vertebrado no humano (…)”

Según el estudio más reciente que hemos encontrado, publicado en 2014, 118 millones de animales son utilizados en experimentos de laboratorio en todo el mundo cada año. [5]

A pesar de la insistencia de quienes defienden la experimentación por acentuar que el número de animales utilizados va en descenso (una de las famosas tres erres), en este estudio se señala que de entre 2005 y 2012 se produjo un aumento estimado del 2,68%.

La forma de contabilizar los animales utilizados en experimentos ha cambiado. Ahora se contabilizan los usos en lugar de los individuos aunque, según dicen quienes hacen estos experimentos, las cifras no varían mucho. Según el informe anual de la utilización de animales en investigación y docencia en 2017 en el Estado español, se han ejercido un total de 802.976 usos. [6]

El Estado español tiene un aumento continuo del uso de animales con los años, siendo éste drástico a partir de 2005:

  • Entre 1996-2005: en torno a 500.000 animales/año
  • 2008: 897.859 animales (51% respecto a 2005)
  • 2009: 1.403.290 animales (56,3% respecto a 2008)

A partir del 2009 se puede observar un descenso rápido:

  • 2010: 1.344.986 animales
  • 2011: 900.127 animales

Y del 2011 al 2012 se estanca el descenso del uso y vuelve a crecer levemente hasta 2013 (920.458). A partir ese año se empiezan a contabilizar los usos en lugar de los individuos y podemos observar un aumento entre 2014 y 2016 y un descenso en 2017 (aquí se pueden ver los informes anuales).

Fuentes

Especies o grupos de animales usados en laboratorios
  • Peces.
  • Anfibios: ranas y sapos.
  • Aves: fundamentalmente aves criadas para consumo humano.
  • Roedores: ratones, ratas y, en menor medida, hámsteres, cobayas y jerbos.
  • Conejos.
  • Artiodáctilos y perisodáctilos: fundamentalmente especies criadas para consumo humano.
  • Carnívoros: perras, gatas y, en menor medida, hurones.
  • Primates no-humanos.

Dentro de estas categorías, a su vez, existen animales que, por ser menos común su utilización en experimentos se les denomina <<otros>>. Los Estados miembros de la UE facilitaron, para el informe de la Comisión Europea, un desglose de la categoría «otros» respecto a las siguientes especies:

  • Otros roedores: jerbos, jerbos de Egipto (Jaculus jaculus); chinchillas, castores, ardillas terrestres, hámsteres, hámsteres enanos grises (Cricetulus migratorius) y distintas especies de ratones.
  • Otros carnívoros: especies silvestres utilizadas para estudios zoológicos y ecológicos (por ejemplo, zorros, tejones, focas, nutrias y turones).
  • Otros mamíferos: verracos, murciélagos y musarañas, llamas, topos, bisontes europeos y ciervos rojos.
  • Otras aves: principalmente Coturnix japonica y colines de Virginia, algunas especies de aves de corral, diamantes mandarín, canarios, periquitos, loros y ciertas especies de aves de granja, como, por ejemplo, pollos (Gallus gallus domesticus).

En 2011, los roedores, junto con los conejos, representaron el 80% del número total de animales utilizados en Europa. El segundo grupo más utilizado fue el de los animales de sangre fría, concretamente reptiles, anfibios y peces, que representaron el 12,4%, seguidos por las aves, con el 5,9%.

Por su parte, el grupo de los perisodáctilos (caballos, burros y sus cruces) y los artiodáctilos (cerdos, cabras, ovejas y bovinos) representó solo el 1,2% del número total de animales utilizados en los Estados miembros, mientras que la utilización de carnívoros (que incluyen a perros y gatos) y primates no humanos alcanzó en 2011 el 0,25% y el 0,05% del total, respectivamente.

Esto se muestra en la siguiente gráfica:

Porcentajes de los animales utilizados por clases en los Estados miembros

Comparando los datos de los informes anteriores observamos un claro aumento de la utilización de peces (310.307) y de conejas (25.000), en comparación con 2008. En cuanto a las especies utilizadas en menor número (en el orden de los millares), se observa un aumento del número de animales en los grupos de otros carnívoros (2.129), caballos, burros y sus cruces (710), y otros mamíferos (2.184).

El descenso más pronunciado en 2011 entre las especies más utilizadas se produjo en las ratas, con una reducción de más de 500.000 animales. En el mismo grupo se registró también una menor utilización de ratones (122.876). Asimismo, se observa una reducción considerable en el uso de «otras aves» (más de 85.000) y cobayas (49.401).

Por su parte, el uso de prosimios y primates no humanos registró un claro descenso. La reducción proporcional más notable se produjo en los prosimios (1.178), lo que representa una disminución del 94 %. El número total de monos del Nuevo Mundo descendió, pasando de 904 en 2008 a 700 en 2011 (22,5 %), al igual que el de monos del Viejo Mundo, que pasó de 7.404 a 5.312 (28 %).

No se ha registrado desde 1999 la utilización de ningún gran simio en la UE.

Fuentes

Origen de los animales usados en laboratorios

Los animales que se usan en experimentación pueden tener diversos orígenes:

  • Criadero en el propio laboratorio.
  • Criadero externo que suministra al laboratorio o a varios laboratorios.
  • Captura del medio natural.
  • Otros orígenes (perreras en el caso de gatos y perros, etc.).

Tanto el nacimiento en un criadero, ya sea dentro o fuera del laboratorio, como la captura del animal de la naturaleza, conllevan un gran sufrimiento.

En el caso del criadero, las condiciones de hacinamiento, cautiverio de por vida, separación continua de madres y crías, condiciones artificiales y falta de estímulos, tienen como consecuencia alteraciones físicas y psicológicas.

Ryan Somma (CC BY-SA 2.0)

La captura de animales silvestres es asimismo traumática; puede ser selectiva e implicar la muerte de ciertos animales del grupo, por ejemplo los adultos o las hembras, y suele llevarse a cabo mediante trampeo o persecuciones del grupo. Los animales pasan entonces a minúsculas jaulas de cuarentena y transporte. Las condiciones de vida en los países de origen son escalofriantes, según denuncian la RSPCA (Sociedad para la Prevención de la Crueldad con Animales), BUAV (Unión Británica por la Abolición de la Vivisección) y otras asociaciones. Por ejemplo, en el recomendable documental Dosis máxima tolerada (2012) queda reflejada la captura de animales de la naturaleza. [7]

También nos parece curioso el dato de que el 100% de los primates utilizados en experimentación en el Estado español durante 2017 (un total de 246) procedían de Asia o África. [8]

Fuentes:

La vida de los animales en el laboratorio

Una vez que los animales llegan al laboratorio, su vida se convierte en un infierno. Cautivos de por vida en estrechas jaulas vacías y estériles, los animales carecen absolutamente de cualquier tipo de estímulo. Además, suelen estar confinados individualmente, por lo que también carecen de relaciones sociales.

Los animales, en la inmensa mayoría de los casos, solo salen de estas jaulas para sufrir los experimentos.

Al propio dolor individual hay que sumar el estrés provocado al ver también al resto sufriendo los experimentos o gritando de miedo o dolor. Además, la desprotección que padecen es total, y en un ambiente así es fácil que se cometan abusos, como en repetidas ocasiones han destapado las investigaciones realizadas por activistas (una rápida búsqueda por la red mostrará imágenes horribles que preferimos no reproducir aquí).

Qué tipo de cosas se les hace a los animales en los experimentos

Quizá no esté quedando muy claro en qué consisten esos experimentos de los que hablamos. Quizá si es la primera vez que nos acercamos a este tema, nos cueste visualizar a qué nos referimos. Desde hace décadas hay información sobre estos experimentos, alguna la proporcionan quienes los hacen y otra la extraen activistas para destapar lo que sucede en esos laboratorios.

Básicamente a los animales se les hace todo lo que se te pueda ocurrir. El campo de la experimentación es tan amplio que abarca posibilidades prácticamente infinitas. Las pruebas de toxicidad pueden consistir en hacerles ingerir sustancias tóxicas hasta su muerte y luego diseccionar sus cuerpos y ver cómo han sido dañados los distintos órganos; aplicar sustancias corrosivas en piel, ojos o mucosas; inyectar sustancias tóxicas en sangre; obligar a inhalar gases nocivos y un largo etcétera. Para estudiar las enfermedades, se les inoculan y se observa, y se prueban diferentes tratamientos. Eso incluye infectarles con virus, provocar que desarrollen tumores, dañar o extirpar órganos intencionadamente, romper huesos, etc. Piensa en cómo serán los experimentos que hacen con animales para la industria del automóvil, por ejemplo. O para investigación en traumatología. O a cuántos ratones se les habrá provocado cáncer u otras enfermedades. En la psicología también se ha recurrido y se recurre mucho a la experimentación con animales no humanos. Por ejemplo para estudios sobre estrés, ansiedad, trauma, procesos cognitivos, lesiones cerebrales, drogodependencias, etc. Se provocan esas situaciones en animales y se observan los resultados. Y el uso que se les da en investigación para fines militares es fácil de imaginar: probar con ellos las armas, ya sean de fuego, químicas o del tipo que sean.

No queremos extendernos mucho en este apartado, solo mostrar el amplio abanico de tormentos a los que se somete a los demás animales en los laboratorios, para que no lo olvidemos cuando nos estén hablando de las bondades de la experimentación animal como si de algo limpio y aséptico se tratase.

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