La pesca recreativa es la que se realiza por afición o deporte, en principio sin ánimo de lucro, aunque en algunos lugares hay torneos con premios monetarios e incluso personas que viven de ello. Las víctimas de esta práctica son extraídas del agua mediante dolorosas técnicas para, en la mayor parte de los casos, dejarles morir asfixiadas, únicamente para la diversión y disfrute de algunos seres humanos.

Las personas que pescan son vistas como seres tranquilos y apacibles que disfrutan con el contacto con la naturaleza pero, desde la perspectiva del sufrimiento y la muerte que causan a los animales no humanos, la realidad es que una persona que pesca es exactamente igual que una que caza. La diferencia es que no utiliza escopeta, sino otras armas como la caña o el arpón. Además, al igual que en la caza, en la pesca se ven perjudicados muchos más animales aparte de los capturados, como aquellos que se utilizan a modo de cebo.

Pesca marítima

La pesca marítima es aquella que se realiza en agua salada, es decir, en mares y océanos. Aunque muchas personas la ejercen de manera individual, la actividad está vertebrada por varias instituciones, que incluyen publicaciones periódicas, federaciones deportivas o recreativas, clubes naúticos y asociaciones empresariales.

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Las principales técnicas utilizadas son:

  • Lanzado: Se puede realizar en embarcación o en costa. Consiste en lanzar la caña e ir recogiendo hasta que piquen.
  • Surfcasting. Consiste en lanzar una caña de unos 4 o 5 metros de largo contra el oleaje, ya sea desde la playa, las rocas o los pantanales.
  • Pesca con señuelo. Se utilizan señuelos artificiales de una amplia variedad de formas y colores para atraer a los peces y hacer que muerdan el anzuelo.
  • Al volantín: Se realiza desde una embarcación fondeada o a la deriva. Está completamente centrada en la pesca de fondo y orientada a la captura de especies de pequeño tamaño. Esta técnica requiere la utilización de cebo vivo.
  • Curricán: Se realiza desde una embarcación en marcha. Se lanza un cebo a una distancia determinada de la embarcación para que éste se mueva con ella. El cebo atrae al pez porque imita una presa fatigada.
  • Chambel: Se define como la “pesca en espera”, sin caña ni carrete, únicamente con un sedal con un extremo armado hasta con 4 anzuelos. Se realiza un cebado en la zona de pesca, y el objetivo es sentir directamente la picada del pez en las manos.

Fuentes

Pesca fluvial

La pesca fluvial o continental es aquella que se realiza en aguas continentales, es decir, en ríos, arroyos, embalses, lagunas, etc.

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En general, los instrumentos utilizados para la pesca en agua dulce son siempre los mismos: caña, carrete, sedal, anzuelo y señuelo. Cada uno de ellos tiene múltiples variantes y formas de uso, lo que para los animales implicará diferentes modalidades de dolor, estrés y asfixia. Según el tipo de instrumental y la manera de usarlo, se pueden destacar las siguientes técnicas:

  • Carpfishing. Tiene como objetivo la captura de grandes carpas, utilizando cañas largas para evitar lanzamientos y perder el cebo. Requiere una gran preparación de dicho cebo en las jornadas previas, ya que de ello depende en gran parte el “éxito” de la persona que pesca. En teoría, en esta modalidad rigen una serie de “reglas” que incluyen devolver vivo al animal al agua y hacerle el menor daño posible. Aún así, el pez siempre sufre.
  • Pesca con mosca. Se basa en engañar a los peces lanzando cebos artificiales parecidos a insectos o anfibios. Pueden llegar a ser muy elaborados, y se valoran especialmente los de fabricación artesanal. Se aplica a cualquier especie, aunque es muy común para la pesca de salmónidos.
  • Spinning. Se utilizan señuelos artificiales para pescar especies depredadoras como el lucio. Lo más importante es la técnica de lanzada. Se usan equipos muy potentes, cañas pequeñas de alta resistencia, y carretes con buen bobinado y freno.
  • Al Coup. La persona que pesca se sitúa en un punto fijo esperando a que piquen los peces. Se suele utilizar una boya para señalar el momento en el que se produce la picada.
  • Pesca con pez muerto. Consiste en usar un pez muerto para capturar un objetivo mayor, como un siluro. Se necesitan equipos muy potentes y un sedal trenzado.
  • Captura y suelta. También conocida como “Catch and Release”, es un tipo de pesca deportiva en la que, en principio, el animal capturado, normalmente mediante la técnica de pesca con mosca, es devuelto al agua con vida. La gente que lo practica suele definirlo como un acto de compasión hacia los animales, a los que incluso aplican antiséptico en las lesiones provocadas por el anzuelo. Sin embargo, el sufrimiento, el estrés y las heridas causadas a los peces son las mismas que en el resto de técnicas.

Fuentes

Legislación

Las legislaciones que se aplican a la pesca marina y a la pesca fluvial son diferentes en ciertos aspectos.

La pesca recreativa marítima está regulada a nivel Estatal por el Real Decreto 347/2011, de 11 de marzo. [1] Esta ley define la pesca recreativa como aquella “actividad pesquera no comercial que explota los recursos acuáticos vivos con fines recreativos de ocio, estando prohibida la venta o transacción de las capturas obtenidas”. Esta ley se aplica en las aguas sobre las que el Estado español ejerce soberanía y jurisdicción, que se dividen en cuatro zonas: Zona Cantábrico y Noroeste, Zona del Golfo de Cádiz, Zona Mediterránea y Zona Canaria. Por otro lado, cada Comunidad Autónoma establece reglamentos autonómicos particulares que modifican, amplian o especifican la ley Estatal.

Para ejercer esta actividad de forma legal es preciso poseer dos licencias: una  para ejercer la actividad en sí y otra para el barco. Estas licencias son expedidas por cada Comunidad Autónoma, que ingresan cada año cientos de miles de euros en concepto de la expedición de licencias (110.000 concesiones anuales aproximadamente sólo en el área mediterránea). [2]

La pesca fluvial, por otro lado, está gestionada exclusivamente por las Comunidades Autónomas, que expiden unas 600.000 licencias al año (cuyo valor económico se traduce en unos 7.000.000 de euros). Esto la convierte en una de las principales actividades de ocio al aire libre en el Estado español.

No existe obligación de declarar el número de capturas, por lo que no se puede estimar cuántos individuos se ven afectados y/o mueren por culpa de esta afición, pero sí el número de animales que son “producidos” en cautividad para poder repoblar las zonas de pesca cada temporada. En 2010, por ejemplo, más de 5.000.000 de animales salieron de las piscifactorías para dar a las personas aficionadas a este “deporte” la oportunidad de pescarlos. [3]

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Federación y competición

Según la Federación Española de Pesca y Casting (FEPYC), se denomina Pesca Deportiva a la pesca realizada con caña, practicada por más de una persona en competición, y bajo unas mismas condiciones y normas preestablecidas. Dicha competición consiste en capturar al mayor número de peces posible o a los más grandes. Para que cuenten,  estos deben ser capturados vivos y normalmente dejados morir por asfixia fuera del agua.

La reglamentación, supervisión, control y tutela de todo concurso de pesca deportiva, de carácter nacional o internacional, compete a la FEPYC, que agrupa a las 18 Federaciones territoriales del Estado, y afecta a todas las Asociaciones o Clubes de carácter deportivo, así como a las empresas, Instituciones o Sociedades que no reúnan dicho carácter deportivo. Según esta federación, en el Estado español existen más de 85.000 pescadores federados, más de 1.640 clubes, y unas 14.000 competiciones, 28 Campeonatos de España, y 11 Concentraciones Nacionales al año.

A lo largo del año, en este sinfín de competiciones y modalidades, miles de peces son asesinados para el entretenimiento y gloria personal de les participantes.

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Individuos afectados

El número de individuos capturados en el mar asciende a alrededor de 1.000 millones anuales, según la Base de Datos de Capturas (período 1992-2017) del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Esto incluye a especies como el aligote, el cabracho, el congrio, la dorada, el durdo, el espetón, la lubina, el lenguado, la palometa blanca, el rodaballo, la platija, el calamar, el pulpo o la sepia. Algunas especies cuentan con una protección especial debido a su riesgo de desaparición, como el atún rojo, la merluza o el pez espada. Esto no significa que no puedan ser capturadas, sino que deben ser devueltas al mar con vida (en el caso de que sobrevivan) y que para pescarlas hay que obtener una licencia específica.

Respecto a la pesca fluvial, como hemos comentado anteriormente, no podemos saber cuántos individuos son capturados al año, ya que no existe obligación de declarar el número de capturas. Sí que sabemos el número de animales que son criados en cautividad para poder repoblar las zonas de pesca cada temporada: unos 5.000.000 de individuos al año. [4] Estos peces pueden pertenecer a especies autóctonas, como el salmón atlántico o la trucha común, o a especies introducidas al efecto, como la trucha arco iris o el salmón de fuente.

Existen determinadas especies consideradas “invasoras”, que se entiende que son perjudiciales para el mantenimiento del ecosistema y de las poblaciones que sí interesa conservar. No son un objetivo de pesca pero, en caso de ser capturado un individuo de alguna de estas especies, la persona que lo haya hecho está legalmente obligada a dejarlo morir. Es la situación, por ejemplo, del pez conocido como perca sol. Es frecuente ver cómo las personas que pescan (incluso las que practican la captura y suelta) dejan a individuos de esta especie asfixiarse lentamente sobre las rocas, ya que se entiende que son inútiles y que su proliferación desequilibra las poblaciones que sí sirven como comida o trofeo.

Por otra parte, es habitual utilizar a animales vivos como cebo para engañar a las presas. Esto incluye a larvas de mosca, gusanos, lombrices, sardinas, anchoas, almejas, berberechos, caracoles, calamares, mejillones, cangrejos, etc.

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Los peces

Para la mayor parte de nuestra sociedad es difícil empatizar con los peces, dado lo diferentes que son de los seres humanos y el hecho de que viven en un medio tan distinto. Son unos seres realmente desconocidos para mucha gente. Muchas personas piensan que los peces no sienten, no tienen memoria o son tontos. Pero la realidad es muy diferente. Estos animales, dependiendo de la especie, pueden ser capaces de reconocer a más de un centenar de individuos durante meses, y aprender en quién confiar, a quién temer, con quién emparejarse y con quién competir. Además, son, al igual que la mayoría del resto de especies, animales sociales: al perder la compañía muestran signos de depresión como aletargamiento, palidez o caída de aletas.

Karen Kayser/Unsplash

Como seres sintientes, poseen la capacidad de sufrir, tanto física como psicológicamente. Cuando están heridos presentan fuertes movimientos musculares, jadeos o incluso, si el dolor es muy intenso, pueden cambiar de color. Las heridas causadas por los anzuelos les provocan un gran sufrimiento físico, llegando a preferir padecer hambre que sentir el malestar que les produce alimentarse. Cuando son sacados del agua, sienten miedo, estrés y dolor de una manera similar a los animales mamíferos.

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