Una de las áreas más crueles e indefendibles de la explotación especista es la del entretenimiento. Las formas en las que utilizamos a los demás animales para entretenernos y divertirnos, con todas las terribles consecuencias que conlleva para ellos, son mucho más variadas y comunes de lo que nos podríamos imaginar a priori: carreras, peleas, espectáculos circenses, parques zoológicos, acuarios, pesca, caza, tauromaquia… la lista es prácticamente interminable.

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