La carne es el cuerpo de un animal asesinado después de eliminar sus vísceras. A estos animales, normalmente mamíferos y aves, se les cría y reproduce en centros de explotación denominados granjas, para más tarde asesinarlos en un matadero. Esta muerte es normalmente prematura (en el momento del sacrificio, apenas han vivido una fracción muy pequeña de sus esperanzas de vida en condiciones normales) y violenta.

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Fuentes

De quién se obtiene la carne

El término “carne” sólo se aplica para animales terrestres, normalmente vertebrados: mamíferos, aves y reptiles. Las especies más utilizadas son las siguientes:

  • Subfamilia bovina. Vacas, toros y bueyes. Se utilizan solamente las terneras, es decir, las vacas de pocos meses de edad.
  • Cerdos y cerdas. Todos están destinados a la producción de carne.
  • Ovejas, carneros y corderos (ovejas de pocos meses de edad).
  • Cabras, cabrones y cabritos.
  • Aves. Gallinas, patos, pavos, gansos, codornices, perdices, palomas, etc.
  • Caza mayor. Cualquier animal mayor que un zorro común: jabalíes, venados, corzos, gamos, muflones, cabras montesas, etc.
  • Caza menor. Cualquier animal menor que un zorro común: conejos, liebres, codornices, tórtolas, palomas, patos, perdices…
  • Otros animales. Los animales considerados apropiados para la producción de carne varían según cada sociedad y cada cultura. Otros animales utilizados para carne incluyen caballos, perras, gatos, avestruces, anfibios…
Jo-Anne McArthur / Oikeutta Eläimille

Tipos de explotaciones ganaderas
  • Explotación intensiva. Altamente tecnificada, dirigida a obtener de los animales explotados los más altos rendimientos productivos en el menor tiempo posible.
    En este tipo de explotación los animales están encerrados en grandes espacios en los que se encuentran hacinados en cubículos, cajones o jaulas, del tamaño que las leyes estipulen para cada animal.
  • Explotación extensiva. La ganadería extensiva consiste en la cría y mantenimiento de los animales en extensiones más o menos amplias, donde los animales van buscando su propio alimento en el territorio delimitado por la persona propietaria de la explotación. La carne de los animales de este tipo de explotación es considerada en el mercado de una calidad más alta, debido a que han vivido en condiciones “naturales” y no han sido tratados con medicación y antibióticos. Sin embargo, al igual que en todas las explotaciones ganaderas, estos animales son considerados una propiedad y su destino es ser asesinados en un matadero.
  • Explotación mixta. También llamada semi extensiva o semi intensiva, es aquella que combina la explotación intensiva con la extensiva. Los animales en este tipo de explotación permanecen encerrados durante gran parte del día, pudiendo salir al aire libre algunas horas. Las condiciones en las que viven son un poco mejores que en las granjas intensivas, ya que al menos estos animales pueden salir a ver la luz del día. Aun así, siguen siendo privados de su libertad, explotados como meros recursos y finalmente asesinados.
Transporte

Cuando las personas ganaderas consideran que el animal ha alcanzado su peso ideal de venta, o que ya no es rentable mantenerlo con vida, éste es enviado al matadero. Si la vida en la granja ha sido dura y penosa, y la suerte que les espera en el matadero no es mejor, no hay que olvidar lo que supone viajar en un camión durante horas e incluso días, en condiciones de hacinamiento, en muchos casos sin comida ni bebida, y con la angustia y el miedo que genera no saber dónde vas ni qué te va a pasar. Son comunes las fracturas de huesos, las infecciones y las muertes durante el trayecto. No debemos olvidar que las distancias entre las granjas y los mataderos a veces son muy grandes.

Jo-Anne McArthur/We Animals

El motivo de meter tantos animales en cada camión es doble: por un lado, minimizar gastos para maximizar beneficios; por otro, cuanto más apretados estén los animales, menos golpes se darán contra el suelo o los barrotes y paredes del camión. Por ejemplo, en un camión de tamaño medio se meten unas 230 cerdas o 2000 pavos. Los pollos y gallinas van en cajas de plástico apiladas y las cabras y ovejas disponen de entre 0,20 y 0,50 metros cuadrados por individuo.

Matadero

Tras el viaje desde el criadero o la granja hasta el matadero, los animales destinados a consumo humano llegan a su última fase, que tiene lugar en el matadero. El paso por el matadero sigue el siguiente esquema: aturdimiento, muerte, despelleje o desplume, vaciado y troceado.

Aitor Garmendia/Tras los Muros
  1. Aturdimiento. El aturdimiento consiste en hacer que el animal pierda el conocimiento antes de ser degollado, con los objetivos de que, por un lado, sea más manejable y, por otro lado, minimizar la secreción de sustancias que su cuerpo libera en situaciones de pánico o estrés y que empeoran la calidad de la carne. Un tercer motivo es “evitar su sufrimiento”. Aunque esto tiene poco de real: los animales sufren enormemente, tanto por el estrés de la situación como por el sufrimiento de los que no son aturdidos adecuadamente y llegan conscientes a la fase de degüello. Aun así, a las empresas de la industria ganadera les conviene poder decir que “no sufren” para limpiar su imagen ante quienes consumen sus productos.
  2. Muerte. Una vez que, supuestamente, se ha insensibilizado a los animales, llega el momento de matarlos. Aunque a algunos animales pequeños, como los conejos o los patos, a veces los maten dislocándoles el cuello, o a las gallinas también las maten asfixiándolas con una mezcla de nitrógeno y argón, lo más común es el degüello manual, esto es, colgar al animal en cuestión de sus patas traseras y cortar su cuello con un cuchillo de forma que se desangre. En algunos casos (vacas, cerdas) la sangre se recoge para la elaboración de productos.
  3. Despelleje o desplume. Consiste en quitar la piel, el pelo o las plumas del animal para dejar sólo la carne. En el caso de las vacas, un rodillo les saca la piel. Cerdos, ovejas, cabras y gallinas reciben un baño de agua a 60º, que se conoce como escaldado. Muchas de ellas llegan vivas a esta fase del proceso.
  4. Vaciado y troceado. Lo primero es lo que se conoce como evisceración, que consiste en sacar al animal los órganos internos. Se suele hacer abriendo en canal el cadáver o cortándolo en dos mitades. Dependiendo del animal (y por tanto de su tamaño), el cadáver se marca y se envía en camiones frigoríficos a carnicerías o salas de despiece, o se trocea en las propias instalaciones del matadero y se prepara para su posterior venta al público.

El sistema de producción de un matadero es el típico de cadena de montaje: cada empleada se encarga de una tarea muy concreta que debe realizar de manera mecanizada y repetitiva durante toda su jornada, a gran velocidad para no ralentizar la cadena de producción.

La industria ganadera vende la imagen de que los animales mueren sin dolor, debido a los sistemas de aturdimiento, pero esto no es cierto. La imposibilidad material de realizar el proceso de manera “cuidadosa”, dada la gran velocidad que exige mantener los niveles de producción, hace que medidas que en los despachos de los ingenieros agrónomos puedan parecer muy “humanitarias”, en realidad ni siquiera sirvan para eso (independientemente de la opinión que podamos tener sobre las mismas).

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La personalidad de los animales de granja

Las vacas, las cerdas, los conejos, los pollos, las ovejas y resto de animales llamados de granja son individuos con consciencia de sí mismos con capacidad de sentir.

Como especie cada una tiene sus instintos y comportamientos y preferencias para vivir. Los cerdos son muy curiosos e inteligentes y les gusta estar siempre buscando nuevos estímulos. Las ovejas son animales muy emocionales que siempre están en grupo y crean vínculos muy íntimos con sus crías. A los pavos salvajes les gusta vivir en pequeños grupos en el bosque. Las vacas son muy sociables entre ellas y les gusta vivir en tranquilidad mordisqueando la hierba. A las conejas les gusta acicalarse entre ellas y dormir juntas.

Aitor Garmendia/Tras los Muros

Como individuos cada uno tiene una personalidad propia que les hace diferentes al resto. Todas tienen sus intereses propios, al igual que nosotras, los animales humanos, como vivir la vida en libertad y disfrutar haciendo lo que a cada una le gusta: tomar el sol, correr, escarbar, picotear, etc.

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Carne in-vitro

En los últimos años se ha avanzado considerablemente en las investigaciones de la denominada carne in-vitro o sintética, que consiste en la producción de carne a partir de células extraídas de un animal. Estas células, en un ambiente nutricional específico y bajo unas condiciones concretas, se multiplican formando tejidos, que a su vez forman músculos parecidos a la carne real. También es posible producir otro tipo de productos de origen animal como cuero, leche, foie gras, etc.

En teoría, con unas pocas células es posible producir miles de toneladas de carne, lo que supondría una reducción considerable de los sacrificios y, por otro lado, un arma importantísima en la lucha contra el cambio climático. Debido a esto, no es de extrañar que haya defensores de esta tecnología entre el movimiento animalista y antiespecista.

Umberto Salvagnin/Flickr

Sin embargo, es importante tener en cuenta las formas en las que la carne in-vitro afecta negativamente a los demás animales:

  • Violación de autonomía corporal. Para obtener una muestra celular, es necesario clavarle a un animal vivo una aguja o un bisturí cilíndrico. Aunque este proceso fuera indoloro, como afirman quienes defienden la carne in-vitro, sigue siendo un problema porque esto se realiza sin consentimiento y sin tener en cuenta los intereses del animal.
  • Suero fetal bovino. El medio en el que se desarrollan las células se trata normalmente de suero fetal bovino, extraído de fetos de vacas embarazadas tras su sacrificio mediante un proceso largo y doloroso que consiste en clavarle una aguja directamente en el corazón.
  • Especismo y cultura de la carne. La propia existencia de la carne in-vitro se debe a que, culturalmente, percibimos la carne como un alimento. Un alimento al que no podemos renunciar. Quienes defienden y comercializan la carne in-vitro tienen el convencimiento de que el ser humano tiene un apetito esencial e irrefrenable por la carne, cuando realmente nuestro consumo de carne, junto con el valor simbólico y los mitos que tiene asociados, es algo cultural y aprendido. Además, las campañas publicitarias de la carne in-vitro suelen hablar de la carne como un alimento irreemplazable, imprescindible y extremadamente placentero. Todo esto contribuye a normalizar la percepción de los cuerpos de los demás animales como comida y a perpetuar la percepción de la carne como un alimento central e imprescindible. [2]

Un posicionamiento antiespecista rechaza la carne in-vitro porque es una tecnología especista e innecesaria que no soluciona ningún problema. El objetivo del antiespecismo no es que haya “menos sufrimiento” o “menos explotación” sino que se reduzcan a cero.

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Sustitutivos de la carne

La carne es considerada un pilar fundamental de la alimentación occidental. En la inmensa mayoría de platos de nuestras gastronomías la carne es el ingrediente principal, o por lo menos está presente de alguna forma. A los platos que no contienen carne se les suele percibir como incompletos, sosos, aburridos o carentes de sabor. Esto es fruto de la educación especista y carnista que hemos recibido desde la infancia y de la que es imposible que nos desprendamos al 100%, por mucho que vigilemos y deconstruyamos activamente el especismo que tenemos interiorizado.

Siendo esto así, es normal que exista una cierta tendencia a sustituir la carne por algún otro producto de textura o sabor similares, como la carnita, la soja texturizada o el seitán, entre muchos otros. Además, muchas personas consideran estos productos un factor clave a la hora de conseguir que cada vez más gente deje de consumir carne, ya que quizás sin un sustitutivo que haga la transición menos abrupta, ni lo intentarían.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que es completamente posible mantener una dieta vegetal sana, variada, equilibrada y satisfactoria sin utilizar ningún tipo de sustitutivo, y que las legumbres, hortalizas, frutas, setas, cereales, etc. no son alimentos de segunda.

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